Los problemas de las articulaciones nos hablan de dificultad en cambiar, nos dicen a gritos que la persona pierde la flexibilidad. Y esta es necesaria para transitar en el cambio. Las articulaciones nos hablan de nuestra capacidad de adaptarnos a situaciones nuevas. Por ello no es casual que muchas personas mayores manifiesten problemas de articulaciones, porque los cambios de dirección en sus vidas se hacen difíciles y, sobre todo, dolorosos.
Los niños son siempre muy flexibles, como los coligües, y a medida que pasa el tiempo se pretende que se transformen en robles, perdiendo entonces esa condición inicial.
El miedo al cambio es muy común, tanto a nivel personal, como colectivo. Las decisiones se complican enormemente por esta situación. Hace poco un buen proyecto en el que formaba parte fracasó porque uno de los actores principales sucumbió al miedo, al no tener el control de la situación. La paradoja es que él era parte muy importante del proyecto.
Al parecer el cambio es temido, inconscientemente, por el ser humano porque le recuerda o lo conecta con la muerte, y como sabemos internamente, la muerte de los seres queridos es un proceso doloroso, un proceso de cambio. Cuando muere un ser querido cambian todos los parámetros, todos los pilares en que nos sostenemos. El cambio nos enfrenta a entrar en un territorio desconocido, y que nos fuerza a caminar por senderos nuevos, fuera de nuestra zona de comodidad. El cambio nos fuerza a salir de esa zona llena de hábitos, costumbres y rituales conocidos, para llevarnos a la experimentación de lo nuevo.
Para transitar por estas huellas nuevas -porque el cambio a veces nos pone en sendas poco recorridas o bien en algunas que hay que abrir a punta de machete o explosivos- es necesario confiar en nuestra sabiduría interior, dejarnos guiar por nuestra alma, que sabe adónde conducirnos, siempre mejor que los consejos de quienes pretenden encauzarnos en sus moldes, pero que se apartan de lo que realmente necesitamos manifestar en este breve paso por la tierra. Y de que es breve lo es.
Pero el cambio no es deseado además por otro factor importante, como es la búsqueda continua de la seguridad. La seguridad es la base de la educación actual. La educación se funda en el pilar fundamental de la seguridad como un valor de la mayor importancia, intransable. A lo mejor por ahí es donde aparece una de las fisuras por donde se cuela el desaliento de la juventud que hace que la vida se vea como una amenaza más que como la hermosa aventura que es. El cambio siempre es temido por los que idolatran la seguridad. Pero la seguridad, como ya lo he dicho en otras líneas, es una trampa mortal, ya que al no existir atrapa en cárceles de barrotes imaginarios a quien la busca, limitándolo en su transitar hasta quitarle todo el poder.
El mundo ha probado además que aquellos que necesitan la seguridad como al aire promueven el estancamiento. Ya lo hemos visto en tantos y tantos ejemplos. Sócrates, el griego, al cual odiaron tanto sus enemigos que acabaron envenenándole, solamente por el poder de sus ideas. Jesús de Nazareth, crucificado por predicar el amor filial y enrostrar los falsos comportamientos de los religiosos de la época. Galileo, que casi perdió la vida a manos de la inquisición por postular el atrevimiento físico de que la tierra no era el centro del universo sino el sol. Martin Luther King, asesinado por llevar la bandera de la lucha por la igualdad racial, en pleno período moderno. En fin, la resistencia al cambio llevada a la máxima expresión de violencia, para proteger la seguridad, para proteger el “seguir igual”, el “no innovar”.
El cambio es un proceso continuo, que no obedece a la lógica. Obviamente no puede obedecer al razonamiento lógico, porque somos seres emocionales y no racionales, y el cambio es definitivamente un proceso emocional profundo.
Hoy día, en el mundo de las empresas el cambio es sobrevivencia. Y he ahí donde se empieza a revelar la paradoja, la seguridad está en el cambio. El que no cambia perece. Eso es seguro. Lo mismo se aplica al ámbito profesional y personal.
Sabemos en nuestro interior que los procesos de cambio son guiados por nuestra intuición. Confiemos ella, porque nos puede llevar de la mano, guiándonos, en el proceso. Hagámosle caso. El mundo necesita el cambio.
Que Dios nos bendiga y nos traiga los cambios necesarios.
Por eso es importante mantener vivo nuestro niño interior. Sonreír, jugar, tener ese gusto por vivir, tan puro.
Fe, y la intuición hará de brújula.
Bechos
(p+)
¡Cuánta sabiduría en unas pocas líneas mi querida amiga!
Besos para tí, y que Dios te bendiga.
Lucho, muy bueno el articulo. Ademas me anima y alienta mucho en este momento.
Es realmente paradójico lo que se siente al enfrentar una posibilidad de cambio.
Gracias de nuevo !!
Ezio, gracias por el comentario.
Me alegra que te sea de utilidad.
Que Dios te bendiga.