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About: Luis Flores Cornejo

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Nací en un lejano día de octubre, en que por estas tierras vuelan por primera vez los pichones del año, entre la explosión de flores, hojas y el verde que recorre prados y cerros, cuando la nieve ha comenzado su retirada, anunciando la llegada de los dulces frutos de la zona central de Chile, época de abundancia, risas y largos y templados atardeceres. He recorrido muchos caminos, para ir siendo lo que soy, y aún me quedan más caminos para descubrir, muchos, para ser lo que seré en el próximo instante. El mundo me ha acogido, y he visto inviernos y veranos en el mismo día, y también la risa y el llanto casi simultáneamente. Soy hijo y también padre, y como ninguno de los dos oficios vino con manual he debido aprenderlos a la carrera, mientras estén aquellos que me enseñan a serlo. He sido ingeniero y también ingenuo, admirador de atardeceres y soñador de amaneceres, de tierras lejanas y de aquellas aledañas. He sido sanado y también soy sanador, de penas distantes y de alegrías cercanas. He sido manos que tocan y pies que bailan al son de la música y el canto que sale danzando de los labios de alguna talentosa musical. Soy, en síntesis, un ser humano, con anhelos que han ido quedando en el camino despojado de deseos y sin más pretensiones que recorrer el camino que algún día me propuse seguir. A veces las empinadas cuestas han gastado mis suelas y secado mi lengua, y luego, al doblar la cima, he olvidado lo que encontré en ese recorrido, por no poder verlo, aun cuando volteara la cabeza en el intento. Mas no ha sido de orgullo ni soberbia, es solamente que los recodos traen novedades que siempre van capturando la atención y el disfrute de conocerlo hace salpicar la risa a los que aparecen en la avenida. Soy soñador y viajero, de mundos de colores y fragancias exquisitas, de praderas y mares profundos, y mi atrapa-sueños se quedó en aquel dormitorio en que fui niño y adulto a la vez, por lo que ahora los debo perseguir lápiz en ristre, para no perderlos. Busco la libertad, ser libre de las ataduras, de las creencias que me mantienen aprisionado en una jaula de barrotes imaginarios, construidos con el acero de otras fundiciones de las cuales me creí alguna vez dueño. Busco ser libre para poder volar adonde mis alas me puedan llevar, para atravesar el horizonte buscando lo que viene en el eterno canto de la vida. Busco, conforme la promesa de “Buscad el reino de Dios…”, sin desmayo ni insomnio, alerta y alegre, sabiendo que el premio será la libertad, con la cual podré volar sin necesidad de ser alado. Respiro, vivo. “Estoy aquí, en esta vida, para amar, disfrutar, crecer y trabajar para la Luz. Así cumplo con la misión que he venido a realizar”.

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