Siempre cuando se está frente a una disyuntiva se reciben consejos –aunque no se pidan- y normalmente el que más se escucha es “tienes que hacer lo que te conviene”. ¿Y cuál es normalmente la conveniencia sino aquella que va de la mano con lo material o lo económico, ya que la medida de todo lo que se hace es la cantidad de dinero que se puede obtener? Esta recomendación es comúnmente aceptada, sin que se piense en su significado ni en sus consecuencias. Sabemos que el vocabulario genera realidades, y por lo tanto no tiene nada de neutro ni inocente, y sí tiene una enorme importancia en lo que se manifiesta. Y muchas veces el consejo lleva consigo tener que aprovecharse de algo o alguien, sacar ventajas de situaciones o personas, y no tomar en cuenta asuntos de capital importancia como son la conservación de la naturaleza o actuar al filo -o al margen- de la ley, y dejar la ética para después.
El consejo de «hacer lo que conviene más» va aparejado de la medida que usamos para el éxito, que no es otra que la cantidad de dinero y bienes materiales que la persona posee. Un profesional, un empresario, un comerciante, un artesano o un artista es exitoso a la vista de la sociedad conforme la cantidad de dinero que logre juntar en su trayectoria, y cuanto más corta ella es más el mencionado éxito, y mayor entonces el reconocimiento general. Y la persona que lo da está preocupada entonces por lo material como prioridad uno en la vida, seguramente guiada por el temor a la precariedad, por el deseo de poder, por el egoísmo o por la codicia, todos estos asuntos que son tomados hoy día como excelsas virtudes.
Sin embargo el éxito tiene otras aristas poco reconocidas, como por ejemplo tener salud, mantener buenas relaciones, tener y disfrutar de tiempo, tener comodidad, libertad y sabiduría, vivir con sensación de paz y tranquilidad, ser entusiasta, ser estable emocional y psicológicamente, tener energía creativa, disfrutar del amor y expresar y mantener alegría por la vida. Pero ninguna de estas cualidades está involucrada en el “lo que más te convenga”.
Cada uno de nosotros viene a la vida a hacer algo especial, una tarea o misión que es tan única como lo somos cada uno de nosotros, y esa tarea es nuestra razón de vida, y si no la cumplimos pagamos el precio, ya sea en el cuerpo con una enfermedad o en el Alma, con una huella en ella. Y para poder hacer lo que vinimos a hacer a veces el consejo de marras no nos sirve, porque no es lo que nos conviene lo que tenemos que hacer, sino que tenemos que hacer lo que vinimos a hacer. ¿Cuántos estudiantes universitarios tenemos hoy en el país estudiando carreras por las cuales no tienen ningún cariño ni vocación, pero que suponen pueden augurar un buen futuro económico?, ¿cuántos empleados vemos en oficinas, comercios o servicios mordisqueando su amargura por hacer lo que no quieren hacer?, ¿cuántos padres abandonan de amanecida el hogar mascullando su rabia por tener que sacrificarse un día más? Hace unos años escribí algo sobre el trabajo en el artículo https://caminosdelalma.wordpress.com/2008/05/13/trabajo-servicio/, haciendo en ese entonces la analogía entre trabajo y servicio, que hoy traigo a colación debido a que están unidas en este tema. Sin duda alguna que la comprensión de lo que es el trabajo tiene fundamental importancia en lo que decidamos hacer en la vida, como manifestación de nuestras potencialidades, y cuando lo hagamos desde el fondo del corazón será el amor hecho realidad.
Entonces, hacer lo que conviene, mirando solamente los posibles beneficios materiales puede llevarnos a la infelicidad, y a la frustración permanente. Tenemos que hacer lo que vinimos a hacer, no importa que ello sea desde la sencillez, desde el anonimato o simplemente desde la humildad, porque si es eso lo que tenemos que hacer nuestra Alma estará rebosante de alegría.
Disfrutemos de lo que vinimos a hacer, y si no lo sabemos aún gocemos del camino que nos lleva a ello, pero no sigamos ni por un instante el consejo de hacer lo que nos conviene, sino hagámosle caso al Alma que sabe cuando vamos por el camino correcto para cada uno.
Que Dios nos bendiga a todos.