Cuando Jesús dijo, como dicen que dijo, “será más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos” no estaba condenando el tener dinero o posesiones materiales. No, el asunto es mucho más filosófico que mundano.
En primer lugar el ojo de la aguja se le llamaba en la antigüedad a las puertas pequeñas que quedaban para el paso de peatones en las puertas de las ciudades, que se llamaban agujas, y que se cerraban al anochecer para impedir el paso de indeseados y el ingreso de comerciantes o caravanas de ellos sin pagar impuestos o tasas correspondientes, y también y especialmente como medida de protección ante posibles ataques enemigos. Al cerrarse entonces la puerta podía permanecer abierto el ojo de ella, por donde podían transitar las personas. En tiempos de Jesús se dice que Jerusalén tenía siete puertas, siendo una de las más famosas la de Damasco.
La diferencia entonces es en la interpretación, ya que un camello sí entra por el ojo de la aguja. Claro, pero con algunas condiciones.
La primera de ella es que lo haga sin carga, vale decir, sin nada que lo pueda atorar en la pequeña puerta, nada que lo trabe.
Esto no quiere decir, ni con mucho que está mal o sea indeseable poseer bienes o dinero. No, la interpretación es que no se debe tener apego a dichas posesiones. Y llegamos una vez más al concepto oriental del desapego. El desapego consiste en no sufrir por lo que se tiene ante su posible pérdida, pero no significa no tener. Por eso, para entrar al reino de los cielos se debe ir desprovisto de apegos, para seguir el camino. Si, aquel camino que dijo Jesús recorriéramos: “buscad el reino de los cielos y todo lo demás se os dará por añadidura”.
La segunda condición es entrar agachado. De otra manera no pasa el camello. Ello quiere decir con la cabeza gacha, en posición de sumisión, de humildad. Es más, debe pasar hincado, caminando sobre sus rodillas.
Lo preocupante de todo el asunto mundano de las posesiones materiales es que hacen definitivamente que el hombre viva apegado, temeroso de perder lo que tiene. El joven rico argumentó a Jesús que lo que le pedía hiciera para ser ordenado dentro de los setenta era imposible de cumplir “porque a sus padres les había tomado mucho trabajo poseer lo que tenían”. Su creencia era que la riqueza y las posesiones materiales era una demostración del favor de Dios. Hoy muy pocos se escapan a esa misma creencia.
Hoy se ha instituido en el mundo occidental, y también en el oriental, la cultura económica del temor. Por medio del temor al futuro se han comenzado a manipular las conciencias encadenando al hombre a los resultados económicos y a las posesiones materiales. Los seguros de todo tipo, en especial los de vida y de servicios y prestaciones médicas hoy día mandan. Los saldos de AFP condicionan la vida de las personas.
Es doloroso comprobar cómo muchas personas tienen como su página de inicio en el computador de la oficina la que informa de los resultados de sus fondos de pensiones para el día en que ya no trabajen.
La búsqueda de seguridad es campo fértil para aquellos que negocian con el temor de las gentes. La industria científica del marketing del miedo mueve millones y cautiva más y más mentes día tras día. Vamos perdiendo el sentido de la vida, de vivirla como una aventura, para trocarla por la búsqueda de la seguridad, la búsqueda de certezas, para que nada pueda afectar la planificación de la vida. Y entonces los seguros han hecho su agosto, minando la fe de las personas.
Hombres de poca fe dijo Jesús a aquellos en su día. Hoy se lo podría decir a millones que solamente viven pensando en el futuro, luchando, codiciando y haciendo de todo por poseer riquezas.
Por eso, cuando Jesús le dijo al joven rico que vendiera todos sus bienes y diera el producto de la venta a los pobres o a sus hermanos le estaba diciendo solamente que terminara con su amor por la riqueza para que manifestara el otro amor, el del camino espiritual, para seguirlo.
Entonces, un rico sí puede entrar al reino de los cielos, pero desprovisto del amor por la riqueza, en el fondo, viviendo el desapego.
Que Dios les bendiga.
OOOhhh que interesante el primer punto, no lo había visto desde el otro lado.
tengo una perfecta persona a quien enseñarle esto, jaja.
besos mi amigo.
(p+)
Hay tantas frases dichas por Jesús que las encontramos en la biblia y que se nos enseñaron a muchos desde muy pequeños, y que hoy se leen a diario en misas, en misiones, en encuentros bíblicos y en los hogares ya sea de cualquier religión y que el significado que se les dá en estos eventos al parecer en algunas ocasiones dista mucho del mensaje que Jesús quiso entregar; la frase que tu acabas de señalar, la del hijo pródigo, la del viento, la de las novias descuidadas que no están preparadas cuando llega el novio, la de los talentos, la de la resurrección, etc y que nos hablan del desapego, de nuestra conciencia, del espíritu, de nuestra alma, del presente, de la responsabilidad, en fin …. Creo que algún día como dijo alguien llegará el momento para resucitar de nuestra falta de entendimiento, creo que eso sería una gran bendición… creo que será una enorme bendición.
Que Dios te bendiga, Un gran Abrazo, Una gran bendición.
José Miguel, de a poco se irá revelando lo que necesitamos se revele, más allá de las superticiones, de los relatos de fantasías y de los rituales que alejan de lo medular. Cada día estamos más cerca.
Un abrazo.
Paloma, querida amiga, es necesario que aprendamos nosotros primero. Y si esa persona está preparada podrá captar lo que dices desde tu ejemplo.
Un fuerte abrazo.
Que Dios los bendiga, queridos amigos.
Gracias por esta nueva visión Lucho. ¿Cuántas palabras de las que Jesús dijo, están presentes en los textos que a diario se leen hoy en el mundo?, no me atrevo a sugerir pero deben ser muy pocas. A lo más el sentido o el concepto.
La exposición que haces es realmente creíble y echa por tierra el vilipendio al que posee lo que con su esfuerzo ha acumulado como si ello fuera pecado.
¡Qué diferente se sienten las enseñanzas de Jesús cuando se las limpia de tanta contaminación….¡
ADC
Alfonso, cuánta equivocación y odio trae al mundo el mantener la creencia que el tener es opuesto a lo espiritual, ¿no?
Un abrazo y que Dios te bendiga
Siguiendo el comentario,,,,cuando es a costa de nuestro esfuerzo,,,me parece una postura válida, si es a costa del otro y lo hacemos parte de nuestro esfuerzo, me parece más la ambición de hoy en día, por no decir frescura; de otra manera es hacer el esfuerzo en buscar a alguien que nos solucione la vida y se ve tanto en hombres como mujeres,,,,
Molly, a veces, mucha gente no sabe cómo hacerlo, y buscan a quién les guíe. Otra cosa es que se conviertan en vampiros energéticos y usufructen de tu energía y no elaboren la propia sanando.
Interesante.
Un abrazo y que Dios te bendiga
Que bonito lo que dices… pero que dificil el desapego… sobretodo y especialmente el de los afectos…
Gloria, gracias por lo que dices.
El desapego es una tarea que requiere mucho, mucho esfuerzo, valentía, perseverancia, arrojo, y otras cositas más. Pero la recompensa parece ser muy, muy preciada. ¿Aprenderemos en esta vida, o requeriremos completar en otra u otras?
Un abrazo y que Dios te bendiga
Excelente explicacion Jorge
No es la primera vez que la escucho, sin embargo me gustaria que me proporciones las fuentes historicos o arqueologicas que confirmen el uso y nombre de estas puertas, probablemente habras visto por ahi otra explicacion utilizando la palabra «Kamelos» y relacionandola con una soga de amarre, personalmente me encanta mas la explicacion de la puerta pequeña, y es un millon de veces mas alegorica.
Muchas gracias, Saludos desde Peru
Ricky, gracias por tu comentario.
He leído también que se ha interpretado la palabra griega «kamelos» como camello, en las antiguas traducciones de los textos de los evangelistas. Sin embargo, la duda me cabe en que creo que el idioma original de las escrituras era el arameo, y luego hubo traducciones al griego.
En todo caso, la palabra kamelo significa soga gruesa con la que se amarran los barcos al muelle. Eso le da otra interpretación a la parábola, evidentemente.
Esta interpretación, no me parece a mi tampoco tenga la fuerza de la que relato, o como dices tú, la que explico yo es más alegórica.
Que Dios te bendiga.